Con la cámara fotográfica analógica, no había opción y, el único modo además del automático, era el modo manual, en el que seleccionábamos el diafragma y el tiempo de obturación en cada toma.
Sólo disponíamos de una sensibilidad fija para toda la película, que nos condicionaba para todas las exposiciones que hiciéramos con ese carrete.

Con la llegada de la fotografía digital, aumentaron felizmente las opciones con los modos escena y los modos creativos, dónde podemos valernos de algunos automatismos y programar otras condiciones de la toma, con variaciones entre cada marca y modelo de cámara.

Algunos géneros fotográficos, se vieron bendecidos por estas opciones, sobre todo aquellos dónde las escenas son altamente dinámicas: deportes, niños, mascotas, danzas, fiestas…

La Fotografía no sólo es una disciplina de la inmediatez, sino que nos exige a los que estamos detrás de la cámara, sintetizar en fracciones de segundo la emoción o el interés que nos produce la escena, con datos, cifras y menúes…
Obviamente, esto es cuestión de oficio, pero la frustración es grande para los que están ensayando y probando…

Yo misma utilizo los modos creativos y, estimulo a mis alumnos a que los usen, porque de esa manera delegamos algunos automatismos para concentrarnos de lleno en la escena y, poder capturar ese momento único que se produce en fracciones de segundo, para quedar fijado para siempre en una foto.

Los muy puristas, se horrorizarán con esta postura, pero para mí equivale con encapricharse en usar una carreta en tiempos de automóviles…
La tecnología, nos está ofreciendo prestaciones impensadas en otros tiempos. Bien utilizadas son un tesoro para explorar y utilizar, en pos de hacer mejores Fotos!